Dialogamos en forma exclusiva para “Revista Protagonista’’, con el presidente de Assekuransa (compañía de seguros); Juan Angel González sobre la política arquitectónica, el comercio exterior, los seguros a la carga y el segundo semestre por venir. A continuación las expresiones de Juan Angel.
Comentaste que sos un argentino que quiere mucho a su país, ¿Cómo estás viviendo lo que está ocurriendo en estos momentos en Argentina?
Quisiera contextualizar la pregunta. Estamos mejor que Ucrania, no tenemos problemas tan graves como ellos. En el tema de energía, estamos mejor que en Europa, pero tenemos problemas propios que enturbian el panorama. Argentina, es un país que tiene muchas potencialidades.
Consideremos las dos fases de la política: la agonal y la arquitectónica. En la política agonal, que se desarrolla para llegar al poder, en esa lucha se exacerban las cosas. Y es una impronta en todo el mundo, que se exacerba la grieta. Aparecen las distintas opiniones y se opaca una visión de lo que ocurre realmente.
Por otro lado, en la política arquitectónica cuando se está en el poder, se planifica y se trabaja en la construcción. Ahí Argentina, tiene un problema de inflación real y muy importante. Tiene también el problema de una crisis política, donde hay una lucha constante y no hay acuerdos para poder llegar a objetivos en común.
Estos son los problemas que vivimos y que tiñen todo el panorama que vivimos aquí y se ve desde el exterior.
¿Qué nos puedes comentar sobre el sector de transporte internacional y comercio exterior?
Hay una gran redistribución de los operadores en el comercio exterior. Algunas grandes navieras como Maersk, compran a otras navieras y también compran forwarders. Hasta hay una “leyenda negra”, que habla de una intencional desaparición de los forwarders. Esto es algo que está teniendo su peso, pero es cierto que la última milla siempre va a estar en manos de pequeños actores y esto para mi, es muy bueno.
Realmente el comercio internacional, en este momento está teñido por la problemática de una guerra. Pero no solamente una guerra armada, como está ocurriendo entre Rusia y Ucrania, sino una guerra solapada en donde hay intereses contrapuestos, intereses ocultos, que no se manifiestan. Ocultando situaciones reales que aunque no se vean ocurren y el comercio internacional se ve teñido de esta cuestión.
También hay en este momento, un problema de tarifas. Han explotado las tarifas marítimas y con esto, toda una problemática de costos, que genera inflación en todos lados. No como en Argentina pero cuando vemos un 9% de inflación en Estados Unidos y vemos un 10% de inflación en Europa, es catastrófico e influye en el comercio internacional.
Se pone en evidencia los problemas de la interdependencia y las divisiones de funciones. Como el ejemplo bastante gráfico, de una fábrica que necesita de un camión: es mucho más económico y práctico tener cerca una empresa de transporte que le lleve las cosas. Pero eso crea una dependencia y en momentos críticos, tal vez no las pueda llevar. Por eso, una fábrica necesita tener su propio vehículo, además de poder conectarse con una empresa de transporte.
Lo mismo pasa en el mundo, donde se ve claramente que esa interdependencia a veces se transforma en un arma de presión, cómo es el caso de la provisión de gas a Europa.
¿Cómo han sido los negocios de los seguros a la carga en este primer semestre del año en Latinoamérica?
Nosotros tenemos un escenario de trabajo en toda Latinoamérica, desde México hasta Tierra del Fuego. Venimos en un crecimiento sostenido.
En este momento estamos en un 20% sobre el año pasado y el año pasado también con crecimiento, a pesar de estar saliendo de una pandemia.
Después de dos años de no tener posibilidades de movimiento por la pandemia. Se dio un crecimiento del turismo, porque la gente necesita salir, distraerse y divertirse, necesita comprar.
Todo esto provoca un rebote, lógicamente, pero independiente de la economía, sino más bien de la curva de satisfacción e insatisfacción.
Supongamos que este año tenemos una gran venta de automotores y todo el mundo tiene su “carro nuevo”, (como dicen en Centroamérica). Obviamente al año siguiente, como está satisfecha la demanda, se va a dar una venta mínima, y no es que la economía esté mal en ese segundo año, porque no se venden automotores. Lo que ocurre, es que simplemente la curva de satisfacción está completa.
Juan Angel, toda la audiencia quiere saber qué depara este segundo semestre del año. ¿Tú cómo lo ves?
El otro día escuché a un señor muy divertido que respondió una pregunta similar diciendo; “me olvidé en casa la bola de cristal” (risas).
Latinoamérica tiene una situación privilegiada. Está lejos de todo para muchas cosas, pero también está lejos para las cosas malas. Tenemos materias primas que necesitan satisfacer una industria que está en crisis por estas guerras y demás. Estamos lejos y tenemos situaciones básicas resueltas, como el agua y los alimentos.
La gran incógnita, es: ¿por qué tenemos una tasa tan inmensa de pobreza?
El mundo tardó millones de años para entender que mejor que estar peleando solo, era estar peleando en comunidad. Y sin embargo, pareciera que hay una tendencia a creer que si todo el mundo trata de ser satisfecho individualmente la sumatoria va a dar una felicidad total y no es así. Tenemos que volver a ayudarnos y colaborar mutuamente.
Quiero cerrar este comentario con una analogía: Gabriel García Márquez, decía que el objetivo del matrimonio no era la felicidad si no, la estabilidad. Yo extendería la cita, afirmando que el objetivo de la paz entre los hombres de los distintos países, no es la felicidad sino la estabilidad, la tranquilidad y que cada uno colabore con los otros.
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